Canoas de madera y pescadores artesanales navegan poéticamente por las aguas del río Magdalena. La pesca tiene un valor cultural invaluable para Colombia pero su producción ha caído debido a los problemas que se encuentran a lo largo de su cauce.
Volver al equilibrio y devolverle la armonía al río y su entorno es la invitación de la obra.
Un llamado a cuidar la belleza del ecosistema y el agua dulce del río Magdalena.
Sobre el artista
El color como el humor desde el corazón ofrece alegría a la vida y compartirlo es muy gratificante.
Me gusta pintar obras que alegran los espacios y enriquecen el espíritu de quienes los habitan