Yo vengo del mafroverso, del universo de mi imaginación, donde los seres son máfrodos carentes de género, nombre y sexo y desbordan emociones.
Presento mis cabezones de corazón como un autorretrato en el cual conjugo colores con sentido cromático y análogo para crear composiciones armónicas que den alegría a las nostalgias de mi alma.
Queriendo plasmar este mundo interior que llevo dentro y volver todas las formas propias de mi lenguaje, pretendo entrever cada emoción con un color y con la línea unificar todos los elementos que nacen en el lienzo. No todo es extrañeza, también la naturaleza es protagonista y con un poco de certeza puedo humanizar estos máfrodos que viven en mi cabeza.
Una cosa es segura: en mi mafroverso no existen las normas sistemáticas del mundo caótico terrenal, acá puedes ser quien quieras ser y tener tantos colores en la cara como emociones llevas dentro.