Soy antropólogo, master en economía y sociología. Mi interés sobre arte nace más como una necesidad que por una inquietud o un hobby. En mi adolescencia no hallaba funcional la literatura, la pintura ni la danza, equívocamente pensaba que el sentido de la razón y del mundo se encontraba en los tratados y paradigmas densos de la psicología, sociología y la antropología. Fue esta última la que me mostró que es a través de las subjetividades en donde se puede lograr el entendimiento pleno de sí y del otro. Ya al final de mi carrera y al inicio de mi master, los temas densos que tanto me gustaban me fueron quemando y entonces, casi que por instinto de supervivencia recurrí primero a la literatura y luego a la pintura. Descubrí así que esto era una forma de desconexión de una realidad tan positiva y rígida que se describe en la academia, y en el proceso me encontré a mí mismo en un plano más profundo, lo cual es evidentemente un cliché, pero nada errónea la exploración del mismo y su resignificación.
Así es que mi aproximación al arte ha sido intuitiva, no como un proyecto de vida ni como una actividad de relleno. No soy un artista. Ha sido una necesidad, una terapia, un vehículo y una fuente de inspiración y autocrecimiento sin igual.