Para habitar mi mente, emprendo un viaje introspectivo a través de los recovecos de mis pensamientos y de mi memoria, en busca de aquellos elementos que guardan una profunda carga emocional y simbólica. El dibujo se convierte en mi fiel compañero de exploración y expresión, permitiéndome dar forma y vida a las imágenes que residen en mi interior. Es a través de trazos precisos y delicados que logro materializar mis reflexiones, creando un vínculo tangible entre mi mundo interno y el lienzo en blanco.