Esta cautivadora obra en carboncillo y pastel es una representación de una granadilla. La inspiración para esta pieza surgió de la fascinación por la simplicidad y la complejidad que se oculta en la naturaleza.
Esta obra es un homenaje a la belleza de lo cotidiano y una invitación a contemplar la naturaleza con un ojo más atento. La granadilla se convierte en una metáfora de la riqueza que puede encontrarse en lo simple y lo mundano. Colocada en cualquier espacio, esta obra seguramente aportará un toque de elegancia y serenidad, recordándonos apreciar las pequeñas maravillas que nos rodean.