Uno de los privilegios de estudiar en la montaña es poder ver el último suspiro del sol que estalla en atardeceres de fuego que hipnotizan al suertudo que logra verlos, ya que son sumamente efímeros. Los atardeceres de la universidad me traen un montón de recuerdos quedándome hasta la noche trabajando o simplemente estando con mis amigos en este lugar de encuentro junto a las casas del barrio de la universidad (Pardo Rubio), donde los atardeceres nos enmudecen a todos y nos obligan a dejarlo todo para contemplarlos.